miércoles, 26 de mayo de 2010

Rosas poseído por el demonio

¡Viva la federación! ¡Viva el restaurador! ¡Mueran los unitarios!... De esta manera afirmában su lealtad a Rosas.
Juan Manuel de Rosas era caudillo, fue elegido como Gobernador y Restaurador de la provincia de Buenos Aires. Su influencia se extendió al resto de las provincias unidas; fue una de las figuras prominentes en nuestro pais, quien supo aprovechar de los beneficios que generaba el ganado y axplotar la agricultura, también tomó mando y posesión del puerto de Buenos Aires, mediante el cuál se exportaban e importaban mercaderias con el exterior.
Mientras el país se encontraba en formación social, desarrollo económico y con previsiones a ser una Repúlica, existían opositores ante la idea, como por ejemplo los hacendados, quienes deseaban poder absoluto de las tierras y la libre navegación para el comercio; ante este conflícto civíl y debido a que Rosas poseía facultades extraordinarias que le habían cedido para organizar los pueblos, podría decirse que el caudillo fue poseído por el demonio, ya que supo aprovechar de los atributos que tenía, dictaminando leyes a su conveniencia. El restaurador había dispuesto que debía darse muerte a todos los oponentes del gobierno, aquellos que estuvieran en su contra, dichos opositores fueron llamados "unitarios salvajes". Éste caudillo inteligente pero déspota, actuó de mala manera contra los unitarios, no sólo contra ellos, sino también contra los aborígenes nativos de nuestra tierra, Argentina. Sí, asi fué, como si el demonio se apoderara del cuerpo y alma de Rosas para destruir vidas y hacer correr sangre inocente, ya que no tuvo piedad para terminar con la vida de personas que representaban un obstáculo para la concreción de sus objetivos.
Tal véz algunos lo consideraron héroe, quienes así lo consideraron fuéron los estancieros del país, por que en tiempos del gobierno rosista, hubo un período de expansión de ganadería, luego se introdujo el ganado lanar, esto fué una ventaja para los hacendados de Buenos Aires y sobre el resto del país, a quienes solo les imoportaba el poder y posesiones de tierras a costa de los más débiles como los indígenas; quienes no sabían como defender sus biénes y aún así fuéron capáces de dar la vida por lo poco que les quedaba. Es lamentable saber que Rosas fué el demonio en persona para éstos pueblos originarios, ellos no sabían de política ni comercio, solo se preocuban por subsistir y para esto necesitaban de sus tierras.
Juan Manuel de Rosas fué un hombre culto, intelectúal e inteligente, admirado y respetado por sus seguidores, a quienes llamaba federales, tuvo gran prestígio entre los sectores populares, el campo y la ciudad, pero éste señor fué el demonio para aquellas personas que murieron salvajemente.
Autora: Solis Sonia

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